Mezkirizperro
Agrandar en nueva ventana
Mezkirizperro

• Coordenadas: UTM, 30-N, ETRS-89, X: 633.433, Y: 4. 760. 046, Z: 932

• Tipología: núcleo de población
• Superficie fortificada: 28.000 m2
• Perímetro fortificado: 840 m
• Eje máximo: 330 m2
• Eje mínimo: 70 m
• Cronología: Hierro
• Emplazamiento: Valle
• Término municipal: Erroibar-Erro?

• Polígono: 9; Parcelas rústicas: 192; Subparcelas A,B,C; Parcela rústica: 193; subparcelas A,B,C,D; 194, Parcela rústica: 195; subparcelas A,B,C; Parcela rústica: 196 Subparcelas A,B; Parcela rústica: 197; Subparcelas A, B; Parcela rústica: 200 Subparcelas A, B; Parcela rústica: 201 Subparcelas A,B,C,D,E; Parcela rústica: 202 Subparcelas A,B,C,D; Parcelas rústicas: 203, 205.
Grupo: Herbáceos de secano; Cobertura principal: Praderas; Recinto 9583.
Grupo: Coníferas; Cobertura principal: Alerces (Larix sp); Recinto 10078.

• Entorno: La antigua localización por Julio altadill en un promontorio junto a la localidad de Aurizberri-Espinal? se halla colonizada para la agricultura en terrenos particulares con terraplenes e incluso creemos que tubo un foso hoy colmatado. Desde este altozano se puede controlar la vieja ruta y calzada romana de Astorga a Burdeos que discurre justo al sur de su muralla y un amplio espacio de la plana de Otegi.

• Conservación: La concentración parcelaria afecto gravemente a algunos de los terraplenes defensivos explanados con maquinaria pesada pero todavía conserva la mayor parte de la poliorcética aplicada para su fortificación. En dos sondeos estratigráficos practicados solo se recupero un fragmento cerámico de una vasija manufacturada cocida en horno reductor. De todas formas nos informamos por la propiedad de la gran cantidad de piedras que se retiraban de la zona central y se arrojaban a uno de los terraplenes, comprobando nosotros que así era. Se trata de areniscas transportadas desde una cierta distancia al Sur expresamente para su construcción.

• Materiales: Un solo fragmento de cerámica manufacturada.

• Circunstancias del hallazgo: Comprobación de Juan Mari Martínez Txoperena y Rafa Zubiria Mujika en el contexto del poblamiento protohistórico pirenaico de la calzada romana y su entorno, localizado por Julio Altadill a principio del S. XX.

• Valoración del yacimiento: Julio Altadill a principios de S. XX nos decía refiriéndose a Mezkiritzperro y Billarostegieta (dos colinas cercanas) y a propósito de las investigaciones que llevo a cabo sobre la vía iter XXXIV en Aurizberri-Espinal?, “Las dos en sus cresterías o mesetas no reducidas, se dedican al cultivo de heno, y en sus centros hay amontonados sillares informes, alternados con otros de frentes desbastados; esos sillares recogidos al labrar las tierras, son arrancados de las líneas de cimentación que a poca profundidad se hallan; de esta suerte, los vecinos que necesitan piedra para edificaciones, la tienen allí preferible a las lejanas canteras y además los prados de heno quedan exentos de lunares incultivables. No vacilo en reconocer que las posiciones defensivas de Iturrisa se hallaron situadas en estas dos crestas, porque en las vertientes meridionales de ambas han salido también constantemente líneas de cimentación en forma y disposición tales, que denuncian desde luego una población protegida por ambas fortalezas. La calidad de este material de construcción es arenisca roja, la cual (según los prácticos del país) se encuentra no cerca y representa un esfuerzo el aportarla a Espinal; para completar antecedentes, hare notar que un buen número de estos sillares presentan señal de calcinación, si bien dejo a salvo la época del incendio origen de este signo. Mas adelante dice “Dedicadas a cultivos diferentes las laderas de las dos colinas, han resultado estas las únicas tierras que en jurisdicción de Espinal han revelado la existencia de un pueblo anterior desaparecido, ofreciendo repetidamente a los labradores el obstáculo de unos muros de piedra enterrados, cimientos sepultados que si despertaron sorpresa, no llego a cristalizar en curiosidad, como tampoco pararon su atención ni se despertó la extrañeza a la vista de los fragmentos cerámicos que acompañaban a las ruinas de los pueblos extinguidos. La vía romana al ascender y tocar en Iturrisa brindaba al caminante el agua pura y cristalina de una fuente cuyo nombre de Iturrizar subsiste único y generalizado todavía”. Este topónimo existe pero no la fuente, que con motivos de la concentración parcelaria fue enterrada bajo la pista que asciende hasta Mezizperro (Mezkirizperro). Estos prados los habíamos prospectado hace muchos años por haber sido labrados para sembrar patata y recogimos cerámica que no supimos entonces identificar, pero desde la distancia, hoy diríamos que eran del hierro e incluso romana aunque no fue suficiente para afirmar nada y no se conservó . La prospección visual de los terraplenes nos ofrecieron mas indicios, confirmando de alguna manera lo que D. Julio Altadill dejo escrito en su visita a principios del S. XX, la mayor parte de las piedras en estos terraplenes son areniscas amarillas y rojizas, transportadas hasta el lugar desde Asibar (al menos a un kilometro y medio al sureste) donde afloran, puesto que Mezkirizperro se trata de un paraje de margas, arcillas y calizas pobres. Anteriormente hablamos con el propietario del terreno que nos informo de “la gran cantidad de piedras que salían al labrar estas tierras y que se retiraban a las ezpondas” , nombre que se da en Aurizberri a los setos que separaban las distintas piezas de labor y que en este lugar son especialmente grandes y de gran desnivel como corresponde a los terraplenes de un recinto fortificado. Comprobamos la existencia de una depresión en el punto donde debió de estar el foso de la fortificación (al Norte y evidentemente colmatado), coincide con la alineación de los prados (como se aprecia en las ortofotos históricas) que siguen la dirección de los terraplenes hasta llegar al foso donde se interrumpen. Revisamos los terraplenes de las defensas adelantadas y a pesar de la alteración sufrida a través del tiempo, se manifiestan con unas dimensiones de gran tamaño, denotando que su construcción se debió a un motivo diferente que el de un simple prado para uso agrícola. Como conclusión diríamos que efectivamente J. Altadill, vio estas evidencias cuando todavía los arados no profundizaban y por tanto no llegaban a destruir todo el substrato, posteriormente los tractores y la maquinaria pesada utilizada en la concentración parcelaria “limpio” estos indicios eliminando incluso algunos tramos de los terraplenes, alterando gravemente los posibles restos arqueológicos que gracias a las orto fotografías históricas se pueden restituir, que tenemos seguridad que en este lugar estaría situado el poblamiento nativo de Errozabal a la llegada de los romanos, aunque no tenemos constancia de la posible romanización de esta fortificación como intuía Altadill.